lunes, 2 de mayo de 2011

En la foto estoy como ahora, igual igual, pero con unos años menos y más rubia. Estoy en un "hago de cuenta que", juego a querer y a poder. Esto del blog va a ser muy complicado, lo admito desde un principio: me trabo, me cuelgo, no entiendo la tecnología y me pierdo por ahí. Por eso vuelvo a mirar la foto y me digo, bueno esto tiene un poco de realidad y un poco de pretensión: estar un rato concentrada de cara al papel, imaginando algunas cosas y desenredando otras. De realidad tiene el hecho de que, escriba lo que escriba, lo hago con un otro al lado. A veces lo veo bien clarito, tiene cara, nombre, le copio sus gestos y hasta si estiro la mano le puedo robar su cartuchera del cometa Halley. Juan está más grande y tiene unos rulos terribles, pero yo sigo bien pegada a él como a tantas otras cosas (y gente) un poco menos definible. Y lo que también está, aunque no esté, es esa casa. La foto tiene de real que sigo siendo desde ahí.

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